Padre

Oír los pasos del suyo le hacía huir. Amargó su infancia y la de sus hermanos y la vida de su madre. Al ir creciendo se juró que jamás sería cómo él o, incluso, que jamás sería lo que era él, por si su genética estaba maldita y le obligaba a ser igual. Con el tiempo maduró,  lo pensó mejor, y tomó una importante decisión. Ahora, unos años después, niños y adultos anteponen a su nombre su título: padre. Y nadie huye.

2 comentarios en “Padre

  1. Debajo de la mesa se ocultaba un niño, un niño que mañana será adulto, le pasarán tantas cosas en unas horas, que su inocencia se esfumará como la niebla mañanera. La correa se balancea frente a sus ojos, abiertos como platos de porcelana dibujados en su rostro, pronto dejará de tener ocho años, antes de lo que imagina.

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